El mayor reto para un escritor de historias es crear personajes memorables. Estamos expuestos a innumerables ficciones, donde cada una quiere resaltar con recursos narrativos ingeniosos, pero a veces olvidamos que la construcción de personajes es la base para una buena historia.
Mi editor siempre me ha recomendado el uso de fichas de personaje, ese “formato” donde tenemos que poner desde el nombre completo de nuestros protagonistas (y antagonistas) hasta sus hobbies y aspiraciones, lo anterior para definir una personalidad y saber con certeza cómo actuará frente a las situaciones. Lo importante es que sea el personaje quien dirija la trama y no la trama al personaje. Un protagonista activo, que hace uso de sus habilidades para salir de los problemas, siempre será más interesante que si recibe ayuda divina.
Como todo en la vida, hay un punto de partida. La creación de personajes no es la excepción, y es ahí donde es viable usar un “molde” llamado arquetipo. Cuando escribí Quinesis me valí de estos arquetipos para definir los roles que quería que cada uno tuviera en su propia historia. Por supuesto que cada autor tendrá su propia forma de diversificar un mismo rol, y es ahí donde la creatividad e innovación juegan su papel.
¿Qué tal si identificamos algunos arquetipos famosos usando la historia de Raito Okami como base? Para esta ocasión escogeré los arquetipos propuestos por Joseph Campbell en la famosa fórmula “El Viaje del Héroe”, de la cual hablaremos en otra ocasión.
El héroe: Raito Okami.
Sin duda uno de los más sencillos de identificar, pues suele ser el protagonista de la historia. Generalmente se representa como una persona inexperta que emprende el viaje para cumplir una misión. Raito, al descubrir la verdad sobre su clan, y después de ver morir a su sensei, toma el valor para aceptar su destino y comenzar su entrenamiento como ninja con una motivación negativa: la venganza.
El mentor: Kaminari Okami.
Está claro que cada héroe necesita una guía, y quién mejor que alguien con experiencia en el campo. Casi siempre se opta por hacer de el mentor un personaje añoso, en este caso no es la excepción. Kaminari Okami, abuelo del protagonista, instruye a Raito para ser líder del clan y lo persuade para enfocarse en proteger a sus similares en lugar de buscar poder para enfrentar a su némesis.
El aliado: Nozomi Mochizuki/Ichiro Oda
Se dice que este arquetipo puede robarle el foco de atención al protagonista, y no es para menos. Usualmente se representa como “la mano derecha”, y se piensa para ser un punto de apoyo en la travesía del héroe. Nozomi e Ichiro son compañeros de Raito en sus inicios como artistas marciales de kendo, pero más adelante se nos revela que también forman parte del clan Okami. Si bien, su participación no es muy extensa, sí que ayudan al joven ninja a adaptarse a su nueva vida.
El guardián: Naoki Takatsuki
Este arquetipo hace referencia al personaje que pone en aprietos al protagonista, pero sin afán de ser un villano o antagonista. Es aquel que reta al héroe a superarse a sí mismo o renunciar a su travesía. Este rol lo cumple bien Naoki, pues es la prueba final antes de que Raito pueda proclamarse oficialmente ninja del clan. El enfrentamiento que tienen en la cueva sirve como prueba para saber si el protagonista es apto para lo que se avecina.
La sombra: Kirai Byakko
No podemos terminar de hablar de los arquetipos sin mencionar al villano. No es necesaria la descripción, sabemos que su rol es la de entorpecer la misión del héroe. Kirai Byakko es uno de los antagonistas mejor construidos de Quinesis, pues le da suficiente motivación a Raito para seguir el camino ninja, sumado a sus motivaciones entendibles y habilidades envidiables, tenemos a un gran polo negativo que pretende ser un dolor de cabeza para todo el clan Okami.
Los arquetipos son una herramienta útil para iniciar la construcción de un personaje. El darles un rol definido y dotarlos de una personalidad hace que se les de una voz única que puede ser escuchada por los lectores. Demos rienda suelta a nuestra imaginación para crear ese personaje memorable que queremos para nuestras historias.
— J. J.