El Diario de Arthur Morgan

El Diario de Arthur Morgan

Hemos hablado de cómo los videojuegos impactan en el arte por la narrativa que manejan. La mayoría de los desarrolladores contratan expertos en literatura para que escriban historias que mantengan al jugador al borde del asiento sin depender demasiado en otros aspectos como lo gráfico. Sin embargo, hay algunos que van más allá de solo colocar un coleccionable con texto como páginas de algún libro o pergaminos antiguos. En esta ocasión, quiero mostrarles por qué el diario de Arthur, personaje principal de Red Dead Redemption 2 (RDR2), es una muestra de cómo la palabra escrita es tan indispensable para contar una historia.

 

“Compré este nuevo diario después de que el anterior se quemara en el incendio de hace meses (ya no recuerdo cuando fue). No he escrito ni dibujado mucho en las últimas semanas, pero lo extrañaba más de lo que imaginaba”. 

 

Para dar contexto a quienes no han tenido la oportunidad de jugarlo, RDR2 nos sumerge en la vida de Arthur Morgan, un forajido que, junto a su banda, intenta huir tras un robo fallido en Blackwater. Corre el año 1899 y Estados Unidos comienza a transformarse: la sociedad avanza, el progreso se impone y la ley empieza a arrinconar a aquellos forajidos que alguna vez dominaron el vasto territorio de Norteamérica.

Arthur es la mano derecha de Dutch Van der Linde, líder de la banda, y quien quiere como a un padre adoptivo después de que quedara huerfano a corta edad. Con una vida de tragedia, Arthur decide seguir la senda impuesta por sus compañeros en busca del sentido de pertenencia.

Como podemos leer, el protagonista gusta de escribir y dibujar, algo que solo podemos saber si vemos el diario, pues en el juego no se nos da un indicio de esto. Ni siquiera sus compañeros saben cómo es tan buen dibujante, y es un ejemplo de cómo el diario funciona como una herramienta para dar tridimensionalidad a Arthur más allá de lo que vive en la historia principal.

 

“Herr Strauss vuelve a prestar dinero, y yo vuelvo a reclamarlo. Este trabajo me asquea y me averguenza. De alguna manera, robar a punta de pistola o a golpes me parece menos repulsivo que robar siguiendo correctamente la ley”.

 

En el diario él escribe todo lo que piensa, pero también lo que siente. Está tan bien escrito, que podemos dar un vistazo a lo que hay realmente en su corazón. El hecho de que odiara cobrar las deudas de Strauss es un punto de inflexión que se nota solamente al finalizar la campaña. Si bien, se nos dan indicios como gestos, no se pronuncia al respecto hasta la conclusión, por lo que es otro punto a favor del diario, el cual dota de motivos a las acciones de la historia. Nada es por casualidad, todo está fundamentado.

 

“Fui a ver a un granjero, santurrón, para exigirle la devolución de un préstamo. Rogaba, tosía y escupía sangre, pero yo lo golpeé hasta dejarlo medio muerto. Así es la vida. Así es el mundo. Su hijo me miraba como si fuera el diablo, y quizá para él lo fuera”.

“La situación me dejó desconcertado. A lo mejor está mal. Todo este asunto me revolvía el estómago. Maldita gente triste y desesperada, con sus estúpidas aspiraciones en la vida y su sórdida realidad. La vida es cruel, y eso es algo que puedo soportar, aunque no me agrade”.

 

Arthur tiene un pensamiento pragmático. Debo destacar que usa palabras muy peculiares, posiblemente porque Hosea y Dutch son ávidos lectores y fueron ellos quienes le enseñaron a leer. Analizar cada entrada permite descubrir el pasado del personaje, dejando puerta abierta a la interpretación como cualquier otra lectura basada en pensamientos personales.

 

“Vi a Mary de nuevo. Me siento como el hombre más afortunado de la tierra, y también como un idiota. Esa mujer me desconcierta y juega conmigo como nadie… Confío en no volver a comportarme como un maldito idiota por ella, aunque supongo que volveré a hacerlo”.

 

Aunque el juego nos muestra a un protagonista rudo y temerario, el diario nos deja caer un Arthur sensible y confundido cuando se trata de sentimientos como el amor y aprecio. Leer estas entradas permite que el jugador conozca a profundidad los vínculos que tiene con sus amistades y amores, lo que hace más disfrutable el recorrido cuando se juega de una forma cronológica y pausada.  

 El diario de Arthur Morgan no es solo un recurso narrativo adicional, es una ventana íntima al alma de un personaje que, en la superficie, podría parecer uno más en el vasto mundo de los videojuegos. A través de sus palabras, RDR2 nos recuerda que, incluso en un medio dominado por la acción y lo visual, la escritura sigue siendo una de las herramientas más poderosas para construir historias memorables. Leer sus pensamientos, sus arrepentimientos y sus dudas transforma la experiencia de juego en algo mucho más humano y profundo. Nos hace detenernos, reflexionar, y conectar. Este tipo de construcción demuestra cómo la palabra escrita continúa siendo una herramienta fundamental en la creación de universos complejos, confirmando que los videojuegos pueden y deben ser reconocidos como una forma legítima de expresión artística y literaria.

Por último, los dejo con una de mis reflexiones favoritas de este diario, y la que hace que el personaje de Arthur escale en lo más alto de mis personajes favoritos en la historia de los videojuegos:

“Creo que todos los hombres tienen bastantes remordimientos como para morir en paz. Solo espero haber hecho algunas cosas buenas tras aprender a ver el mundo como es”.

— J. J.

 

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