One Punch Man, webcómic creado por One y redibujado por Yusuke Murata en su versión manga, trae consigo una variedad de personajes entrañables. El protagonista es Saitama, un aspirante a héroe con el don (o maldición) de ser inhumanamente fuerte, capaz de destruir a cualquier monstruo con un golpe, pero en un mundo donde se habla más de los héroes quiero enfocarme en algo distinto.
En esta ocasión dejaré a un lado al protagonista para enfocarme en uno de los antagonistas más memorables y bien construidos: Garou.
El origen de la maldad
Garou se nos presenta como alguien resentido con los héroes. Su mirada sanguinaria intimidaría a cualquiera, pero en este manga todo se basa en fuerza y poder físico, por lo que más de uno se atrevió a enfrentarlo para terminar al borde de la muerte.
Su pasado, trágico como el de la mayoría de los antagonistas, se basa en una infancia solitaria donde el gusto por lo poco convencional lo condenó a sufrir de abuso físico y emocional por parte de sus compañeros escolares. Garou, quien sentía afinidad por los villanos de los programas de televisión, fue criticado y obligado a jugar a los héroes, donde, personificando a un villano, fue golpeado siempre por el “héroe”. Lo anterior moldeó su visión sobre la moral y bondad que representa un justiciero y le creó una necesidad de demostrar por qué ser un monstruo es ser superior.
Un aspecto destacado de esta historia es su simplicidad, que facilita empatizar con Garou. One no se quebró la cabeza para darle origen a uno de los mayores rivales de los héroes y presentó un efecto mariposa envidiable, demostrando que no es necesario una historia de dolor y dramatismo profundo para justificar las acciones de un antagonista feroz. Como adultos, es difícil comprender el dolor de un niño, a menos que hayamos vivido una experiencia similar en nuestra propia infancia.
La balanza moral del Monstruo
Para escribir un antagonista se necesita manejar de forma correcta cada elemento narrativo. A diferencia de los héroe y villanos, los cuales vemos usualmente en caricaturas infantiles, tienen un matiz claro y oscuro bien definido. Para hacer interesante las cosas se decide por modificar cada valor hasta hacerlo más “neutral”, pero con tendencia a uno u otro. ¿Por qué se hace eso? Para dotar de tridimensionalidad a un personaje y hacerlo más real para la audiencia.
Garou tiene objetivos claros. Aunque en el manga desafía a cada héroe, su intención inicial no es matarlos. Dejar viva a su presa es un indicio de moralidad, algo que un verdadero villano no tendría. Además, interactúa con un personaje crucial para su desarrollo: un niño llamado Tareo, quien actúa como contrapeso a sus acciones negativas. A medida que la trama avanza, el pequeño se ve envuelto en situaciones peligrosas, lo que obliga a Garou a rescatarlo o defenderlo, dotando al personaje de aspectos positivos.
Lo anterior no es nuevo, se ha visto en personajes como Vegeta en Dragon Ball Z, pero a diferencia de él, que se presenta como villano a vencer y luego empatiza con las ideas del protagonista, Garou toma un tiempo en posicionarse como antagonista hasta “reformarse”, y lo pongo entre comillas porque más bien hablaría de una redención.
La dualidad y el maestro
Bang, también conocido como Silver Fang, es un personaje crucial en la vida de Garou, y su relación es un espejo de la propia lucha interna de Garou. Como mentor y figura paterna, Bang representa un camino alternativo que Garou podría haber tomado si no hubiera estado marcado por su dolorosa infancia. Bang es un héroe retirado que ha dedicado su vida a la enseñanza de artes marciales, y en su relación con Garou se pueden ver los matices de un padre que quiere lo mejor para su alumno.
A medida que la historia se desarrolla, la relación entre Bang y Garou se vuelve trágica. Bang ve el potencial en Garou y lo considera un prodigio. Sin embargo, la arrogancia y la obsesión de Garou por ser un villano lo alejan de su maestro. A lo largo de su enfrentamiento, Bang intenta detener a Garou, no solo por los crímenes que comete, sino también porque siente que está perdiendo a un joven que podría haber sido un gran héroe. Esta lucha entre el mentor y el aprendiz se convierte en un conflicto emocional profundo, donde ambos personajes representan diferentes aspectos de la lucha entre el bien y el mal.
La búsqueda de Garou por demostrar su valía a través de la violencia y el caos se enfrenta al deseo de Bang de protegerlo y redimirlo. Este conflicto entre ellos añade un nivel de complejidad a la narrativa, ya que Bang se convierte en el símbolo de la esperanza de que Garou aún puede encontrar un camino hacia la redención.
El monstruo elegido por Dios
Uno de los aspectos más destacados del trabajo de One es cómo manejó el desarrollo de Garou, otorgándole protagonismo al final de su propio arco. La narrativa toma su tiempo para construir su historia, motivaciones y convicciones, lo que hace que muchas veces resulte más interesante seguir sus acciones que las de la Asociación de Héroes. Su arco es, sin duda, uno de los mejor escritos de la serie, y no es sorprendente, ya que tiene decenas de números dedicados.
¿Qué sucede si el antagonista alcanza sus objetivos? Esta pregunta es recurrente en los escenarios what if y One ofrece una respuesta durante la batalla contra Saitama. La transformación de Garou en un monstruo radioactivo con el poder de Dios es épica y demuestra el alcance de la determinación humana. Sin embargo, su nuevo poder es también su maldición, ya que provoca la muerte de Tareo, despertando en él una profunda culpabilidad. Este hecho le da a Saitama la oportunidad de revertir la situación, utilizando la culpa de Garou como una herramienta para resolver el conflicto.
Conclusiones
Garou es un personaje que toma lo mejor de la construcción de personaje. Toma la ya conocida estructura del viaje del héroe para contarnos la historia de un antagonista incomprendido, y que sus acciones, a pesar de ser cuestionables, se dirigen a un mismo objetivo. Actualmente en el manga pareciera que sus acciones van encaminadas a ser un héroe de la talla de Saitama, pero solo el tiempo dirá en qué se convertirá este personaje que tiende a ser uno de los más memorables de la obra.
— J. J.